Este proyecto debe ser abordado con toda la comunidad educativa y con todo el municipio, no solo con los alumnos. La escuela como motor de transformación social. Por otro lado, el equipo directivo ha interiorizado dos ideas fundamentales, que sirven de filtro para la implementación de cualquier actuación que se lleva a cabo en el centro: que toda persona aprende a un ritmo diferente al de los demás y que la escuela (el sistema) se debe adaptar a cada niño y niña, y no al revés. Todo ello desde un cambio de mirada del profesorado, con máximas expectativas y teniendo siempre en cuenta la zona de desarrollo próximo de cada estudiante; con la premisa de que nadie se puede quedar atrás, que a los más avanzados hay que dejarlos volar y que todos los procesos que se dan en el centro se deben adecuar a cada una de las personas. Para ello, en lugar de empezar por la pregunta habitual, ¿cómo?, se opta por preguntar ¿qué? y ¿para qué? Las respuestas dan sentido a todo el proyecto.