Una nueva educación

Los estudiantes, protagonistas

Una nueva educación

Los estudiantes, protagonistas

En el centro de la nueva educación está el estudiante, el aprendiz. Lo que se pretende «estampar» en su mente no dura, sólo lo que él mismo construye.

El ideal más característico de la vieja escuela, la quietud, es sustituido por la acción. Movimiento, expresividad, libertad para discutir con respeto, conversación, manipulación de objetos y trabajo físico son componentes necesarios de la escuela nueva. La pedagogía institucionista reclama la importancia del cuerpo: la higiene, la salud, el bienestar físico. El juego y el deporte se conciben como elementos clave. Aprender en la naturaleza —y de la naturaleza—, conocer directamente el medio natural y respetarlo son prácticas habituales. La educación artística y de la capacidad para crear y para ofrecer nuevos conocimientos y soluciones originales a los retos (profesionales, vitales) forma también parte del núcleo de esta educación. Maestros y alumnos han de ser todos aprendices y todos creadores. Los alumnos aprenden también de sus compañeros y con sus compañeros: es un aprendizaje colaborativo. Los laboratorios de la nueva educación fueron también talleres de ciudadanos: en el Instituto- Escuela los estudiantes encontraban un espacio para la participación, para practicar formas democráticas de debate y decisión, de aprendizaje de la tolerancia y del respeto a la opinión ajena. Los innovadores de hace un siglo ya consideraban que la motivación intrínseca es la que asegura el aprendizaje. Identificaban la emoción como un factor decisivo y señalaban la conveniencia de asociar aprender con disfrutar. Y subrayaban que una competencia esencial para la nueva educación es —hoy como ayer— aprender a aprender, a construir conocimiento a partir de la información recibida y de la experiencia; en  definitiva, aprender a pensar. Muchos de los rasgos del papel del aprendiz que emergieron en aquellos laboratorios de la nueva educación (bienestar, deporte, juego, conciencia ambiental, atención a la conservación del medio y a la sostenibilidad, respeto a la diversidad e inclusión, espíritu crítico, cooperación, solidaridad y conciencia ciudadana) resurgen en los proyectos de innovación de nuestros días.

Selección de fotografías:

Fotografías de la escenificación de la Historia del Romancero por alumnos del Colegio Estudio en el Teatro de la Comedia, 1947. Archivo Histórico Fundación Estudio.

Cuaderno de excursiones del alumno del Instituto-Escuela Bernardo Simonet, 1931. Fundación Ramón Menéndez Pidal, Madrid.

Ángel Llorca, Leer escribiendo, Madrid, Librería de los Sucesores de Hernando, 1933. Residencia de Estudiantes, Madrid.

Álbum de excursión a Alemania de alumnos y profesores del Instituto-Escuela, 1930. Fotografias del álbum conservado por Julia Pettersson Salom y adquirido por la Fundación Francisco Giner de los Ríos, Institución Libre de Enseñanza, Madrid.

La deportista Aurora Villa (profesora de Educación Física del Instituto-Escuela) en la portada de la revista Mundo Gráfico, año XXII, núm. 1093, 12 de octubre de 1932. Residencia de Estudiantes, Madrid.

Panchita y la bruja, «curritos» del Colegio Estudio. Archivo Histórico Fundación Estudio

Francisco Bores, Futbolistas, hacia 1922. Xilografía, 13 x 10,9 cm. Residencia de Estudiantes, Madrid.

Clase de dibujo y pintura del Instituto-Escuela, en su sede del Instituto Internacional, hacia 1925. Residencia de Estudiantes, Madrid.