Una nueva educación

Un nuevo maestro

Una nueva educación

Un nuevo maestro

La nueva educación demanda nuevas destrezas y funciones a los maestros, a los profesores de cualquier etapa. Su reclutamiento y formación, inicial y continua, juegan un papel crucial.

Los promotores del Instituto-Escuela y del resto de proyectos transformadores comprendieron que este nuevo maestro necesitaba, junto con una amplia formación científica, pedagógica y didáctica, una formación práctica en las condiciones reales en que se ejerce la docencia.

Las prácticas no se consideraban como un apéndice de la formación teórica, sino como parte integrante de ésta. Lo que caracteriza al maestro que innova, al maestro de la nueva educación, es su capacidad para reflexionar sobre su propia práctica y la disposición para cambiarla gracias a esta reflexión. Lo más original y ambicioso del Instituto-Escuela y del Grupo Escolar Cervantes es que, a la vez que centros de enseñanza, fueron centros de formación del profesorado que capacitaban hacer frente a los retos de esa nueva forma de enseñar. Cada aspirante al magisterio en prácticas era objeto de un seguimiento continuado, que debía permitir una selección rigurosa de los más adecuados. Aquellos laboratorios educativos descartaron los exámenes como forma única de valoración del rendimiento escolar. La metodología que propugnaban debía ir acompañada de otra forma de evaluación, que exigía conocer a los estudiantes, explorar sus intereses y capacidades individuales. La evaluación era un momento más del proceso de aprendizaje. Fueron un ejemplo de cómo un proyecto compartido por la dirección y los docentes es necesario para una verdadera transformación de la educación. La enseñanza no es una actividad individual, es un «deporte de equipo» que exige un planteamiento transversal, que se consigue cooperando entre profesionales con competencias complementarias, entre las que destaca la que deben poseer todos: la capacidad para colaborar. Todas estas cuestiones reaparecen hoy en el debate sobre la formación del profesorado y su desarrollo profesional. La inspiración que se puede encontrar en los proyectos de aquella época se muestra en programas como los que en este momento desarrolla la ILE, muchos de ellos en colaboración con otras instituciones.

Selección de fotografías:

Cuaderno de Geometría realizado por Dionisio Fernández en tercero de bachillerato, curso 1926-1927. Archivo Histórico Fundación Estudio, Madrid.

Andrés León Maroto y Miguel Antonio Catalán, Exposición de la enseñanza cíclica de la física y química (primer curso), con dibujos de los alumnos del Instituto-Escuela y portada de Gonzalo Menéndez Pidal, Madrid, Instituto-Escuela, 1931. Archivo Antonio Moreno.

Fichas de Trabajos Manuales de la profesora del Instituto-Escuela María Teresa Noreña. Archivo Histórico Fundación Estudio.

Ficha de Trabajos Manuales de la profesora del Instituto-Escuela María Teresa Gonzalo, grupo 4, curso 1934-1935. Archivo Histórico Fundación Estudio.

Dibujo de coleópteros realizado por Antonio Zulueta, director del Laboratorio de Biología del Museo de Ciencias Naturales, años treinta. Residencia de Estudiantes, Madrid.

Maquetas de los objetos de juego diseñados por Ángel Ferrant para el poblado dirigido de Caño Roto (Madrid, 1957), realizadas por los alumnos del Taller de Proyectos de Arquitectura 1-IX del Grado en Arquitectura de la Escuela de Arquitectura de Toledo, dirigido por los profesores Josefa Blanco Paz, Nieves Cabañas, José María García-Crespo y José Ramón González de la Cal, curso 2018-2019. Caño Roto fue proyectado por los arquitectos Antonio Vázquez de Castro, antiguo alumno del Instituto-Escuela, y José Luis
Íñiguez de Onzoño. Escuela de Arquitectura de Toledo, Universidad de Castilla-La Mancha

Profesores y alumnos del Instituto-Escuela a bordo de una embarcación con, a la izquierda del grupo, Francisco Barnés, hacia 1925. Residencia de Estudiantes, Madrid.

Profesores y alumnos del Instituto-Escuela visitando una fábrica, hacia 1926. Residencia de Estudiantes, Madrid.