Con el propósito de minimizar el ruido y educar en la escucha activa, en 2017 se sustituyó el sonido de las sirenas que avisaban de los cambios de clase, y de las entradas y salidas, por piezas de música clásica que se van cambiando todas las semanas. Esto ha dado lugar a un juego en el que los alumnos, a partir de unas pistas, deben investigar y averiguar cuál será la pieza musical de la semana siguiente. Cuando creen saber la respuesta introducen un papel con el nombre de la obra en el buzón correspondiente.