Los alumnos necesitan entornos agradables, luminosos, lúdicos y polivalentes que les haga sentirse seguros. Por ello es imprescindible trabajar desde la arquitectura y la pedagogía de forma conjunta. La arquitectura debe convertirse en un escenario que invite a vivir experiencias y muestre a las personas el camino para que sucedan las situaciones pedagógicas. En un mismo entorno se deben proponer características arquitectónicas diferentes, con rincones propios que respondan a las múltiples formas de aprender y relacionarse. La arquitectura experiencial es un escenario que invita a vivir diversas experiencias y motiva situaciones pedagógicas.